sábado, 18 de octubre de 2008

EL NIÑO LEO

¿Te acuerdas de aquel juego que solías jugar de niño, que se llamaba "sigamos al líder"? ¿Recuerdas a aquel pequeño que se enfurruñaba cada vez que no conseguía ser el líder?

Si era el mismo chico que te prestaba dinero para comprar golosinas cuando tú ya te habías gastado el tuyo, entonces es seguro que había un Leo en tu pandilla de barrio.

El típico cachorro de León es alegre, risueño y juguetón cuando se sale con la suya. Cuando no, no se sabe de donde aparecen nubes de tormenta, acompañadas de un rugir de truenos o de un ofendido y caviloso retraimiento. Aunque parezca que se concede demasiada importancia, no hay que poner continuamente en su lugar a un niño Leo. Si se reprime su entusiasmo y su alta opinión de si mismo se corre el riesgo de dejarle profundas cicatrices que durante años oscurecerán el brillo de su Sol. Los chiquillos y las niñas de este signo tienen la costumbre de ser mandones con los demás niños, cosa que a menudo molesta a las madres de otros niños mas inhibidos; pero es necesario imponerles suavemente las restricciones necesarias, sin reñirles jamás con aspereza en presencia de sus compañeros de juego. El gran orgullo de Leo reacciona con violencia ante un ataque a su vanidad, y muy especialmente si se produce en público.

Es bueno estimular la natural capacidad de liderazgo de los niños Leo, pero es menester enseñarles que cada uno debe tener su turno, y que eso es lo justo, aunque ellos sean mas fuertes que los demás.

El sentido leonino de la justicia hará, por lo general, que los niños entiendan lo que se intenta explicarles. Leo no es agresivo por maldad; simplemente, tiene una tendencia innata a encabezar el desfile. Son niños con gran necesidad de exhibirse, y si cuando son pequeños no se controla esta necesidad, es muy difícil dominarla después. El pequeño León es el que orgullosamente se pone cabeza abajo en el patio de la escuela o camina por lo alto de una cerca para fascinar a las chicas. Los padres prudentes empiezan desde muy pronto a hacer que el niño Leo se de cuenta de que, en realidad, ese tipo de exhibicionismo no tiene dignidad alguna. Este sistema da resultados, normalmente, de manera casi mágica, ya que los niños regidos por el Sol tienen un innato sentido de la dignidad.

Lo notareis incluso en los más pequeñines: una especie de porte regio que produce la impresión de que el bebé fuera el monarca de todo lo que le rodea. La expresión <<Su majestad el bebé>> debe haber sido acuñada para describir a un pequeño Leo. Los cachorritos empezaran desde bien temprano a reinar sobre todo el gallinero, y con muy poco esfuerzo darán vuelta y media a papa, mamá y todo el resto de la familia. Es algo extrañísimo, pero un Leoncito sentado en su trono -en su sillita alta, quiero decir-, embadurnado de zumo de ciruelas y yema de huevo, y con urgente necesidad de que le cambien los pañales, todavía se las arreglará para mantener su dignidad intacta. Para un bebé Leo es natural que sus embobados padres y amigos embelesados le rindan homenaje, mientras él acepta graciosamente sus atenciones, presentes y tributos. Le resulta muy fácil dejarse adorar. Observa la presunción satisfecha en su carita cuando algún extraño se detiene a hacerle mohines.

Tu hijo Leo será más inquieto que la mayoría de los niños, correrá más riesgos y será mas activo. También tendrá sus ataques periódicos de leonina haraganería, durante los cuales estará tirado por la casa demasiado cansado para mover un dedo, como no sea para ordenarte que le atiendas. Déjalo solo y hazle entender que nadie es su sirviente. Si quiere algo, puede buscárselo él solo, cuando recupere sus energías. Si no actúas así malcriarás al pequeño Leo y harás de él un pequeño tirano. Claro que de vez en cuando no le hará mal que le alcances un libro, le sirvas un vaso de leche con cacao o le hagas amistosamente cualquier pequeño favor. Pero con esta mínima sumisión a los caprichos del León es bastante, a menos que tengas la intención de convertirte en camarera o escudero de su principesca persona. Si se les enseña a respetar los derechos de los demás de la misma manera que se respetan los suyos, los niños Leo pueden ser encantadores para convivir con ellos. Son juguetones y afectuosos como esos adorables cachorritos que se ven en el zoo y, como ellos, necesitan una disciplina estricta y cariñosa. Los domadores de leones saben usar tanto el látigo como la caricia. Cualquiera de los dos, por si solo, seria ineficaz y peligroso.

Hay dos tipos de niños (y niñas) Leo. El primer tipo lo forman los extrovertidos, alegres, divertidos, bien dispuestos, cálidos y generosos, aunque a veces un poco agresivos. Los otros Leones un poco vergonzosos exteriormente pueden haber sufrido un grave golpe en su vanidad, ya sea porque los padres son demasiado dominantes o porque prestan excesiva atención a sus hermanos y hermanas. Secretamente, son niños que necesitan poder y aplauso, tanto como los demás. El peligro de tales situaciones, si se prolongan, es que el niño Leo llegue a obtener la atención que necesita mas tarde en su vida, forzando situaciones en mal momento y con la gente mas inadecuada, o bien que se retraiga en una dolorosa timidez y una frustración destructiva. La antinatural frustración de su ego durante largos periodos puede resultarles muy enfermiza.

De pequeños, a los varones Leo les gustará jugar a los soldados y disfrutarán de los juegos que representan un desafío y contienen un fuerte elemento de azar. La niñita Leo será toda una dama, aunque de gran voluntad; le gustarán los vestidos bonitos, que le digan que es guapa, y probablemente, también que le confíen responsabilidades en la casa. A veces, alguna niña Leo puede mostrar tendencia a juegos de varones, pero su vanidad hace que supere esa etapa. No esperes que estos niños acepten con gusto barrer o sacar la basura. Estas tareas serviles les sublevan, de modo que confíales obligaciones mas dignas e importantes, que les den sensación de autoridad.

Los maestros pueden esperar cierta ayuda de los niños Leo.

Les encanta explicar cosas a los demás, y nada les gusta mas que sustituir al maestro cuando éste tiene que salir del aula: así ocupan el centro de la escena. Normalmente, el niño Leo que queda a cargo de su clase se ocupará alegremente de la disciplina, pero alguna vez su espíritu juguetón pasará a primer plano, y es posible que al regresar, el maestro encuentre que la clase se ha convertido en un circo de tres pistas. Son niños que pueden aprender muy deprisa, cuando quieren. Son inteligentes, y con frecuencia muy gratificantes para el maestro que tiene paciencia con ellos, pero tienen tendencia a mostrarse un poco ociosos en el aprendizaje. Prefieren confiar en su personalidad alegre y congraciarse con su encanto.

Son capaces de deslumbrar a los maestros con sus sonrisas soleadas y sus zalamerías, y no es raro que los cachorros de León obtengan mejores notas que las que se merecen. Es posible que haya que obligarles a formarse buenos hábitos de estudio, aunque, pensándolo bien, con estos niños lo de obligar es una perdida de tiempo. La manera más fácil de conseguir que un estudiante Leo obtenga buenas notas es apelar a su vanidad, hacer que quiera ser superior a los otros. Generalmente, es el recurso más eficaz. Cuando se porte bien, dale palmadas en el hombro para asegurárselo, pero no te límites a una sola palmadita.

Por más homenajes que se le rindan, Leo siempre está ávido de mas. Estos chicos necesitarán, probablemente, más dinero para sus gastos que otros niños más austeros. Es posible que tu hijo Leo regale las monedas que le sobren, pero no saldrá perdiendo tampoco. Es una buena idea enseñarle la regla que aprendían los hijos de Rockefeller en cuestión de finanzas: <<Algo para dar, algo para gastar, algo para ahorrar>>. Lo último, especialmente.

A medida que crezcan, los jóvenes regidos por el Sol se darán cuenta de la existencia del sexo opuesto mucho antes que los nacidos bajo otros signos solares. Prepárate para una adolescencia turbulenta, porque tu hijo Leo tendrá cien altibajos emocionales por día. Tanto sus amistades como sus romances serán tremendamente dramáticos, plenos de momentos de éxtasis y de corazones destrozados. A todos los chicos de este signo les encantan las fiestas. Dale la suficiente libertad, porque si no, él se la tomará. Imponiéndole órdenes rígidas destruirás su orgullo y su dignidad. Si estimulas su valor y halagas el yo de un joven Leo, diciéndole con sinceridad que le consideras capaz de serlo, te mostrará orgullosamente lo fuerte que es.

Nunca es tarea fácil criar a un niño nacido en agosto. Habrá momentos en que sientas que jamás podrás domar a tu leoncillo enjaulado. Pero es posible lograrlo, si recuerdas que necesita una disciplina suave y constante, y que el amor y el afecto son las llaves mágicas para abrir su corazón de oro. No son los Leones que se sintieron adorados cuando niños los que se convierten en adultos desdichados, sino los cachorritos que crecieron en el descuido y la privación emocional. Recuerda que, aunque finja ser muy fiero, el temor secreto de Leo es no serlo lo bastante.

Abrázale con fuerza todas las noches, y ámale con todo tu corazón.

1 comentario:

Julio César Barducci dijo...

En ese artículo acabas de describir mi infancia. xD