viernes, 3 de octubre de 2008

EL NIÑO ARIES

Lo único que se es que algo se me abalanza como un muñeco que saliera de una caja y yo asciendo como un cohete hasta el cielo. Mientras papá ofrece los cigarrillos, el rubicundo bebé Aries vocifera desde su cuna para que le presten atención. Pero, ¿cómo se atreven a ignorarle para charlar con la enfermera? ¿Quién es el que manda aquí, vamos a ver?

Será suficiente con subirle en el taxi al volver del hospital para tener inequívocamente resuelta la cuestión: el que manda es el bebé Aries. ¿Es que te quedaba alguna duda? Pues ya se disiparán cuando tenga edad suficiente para sentarse en la sillita alta y empezar a golpear la cuchara contra la bandeja si le dejan demasiado tiempo solo. Jamás te fastidiará ni se pondrá pesado con su alimento preferido. En todo su cuerpecito fuerte, activo, cuadrado de hombros, no hay un solo hueso delicado. El chiquillo Aries escupirá las verduras con la fuerza de un cañonazo, y se frotará el plato de papilla por la minúscula cabecita rapada para dejar bien en claro que decididamente, esas no son comidas que le gusten al bebé. Y en su acción, las niñas serán tan directas como los varones. Tal vez más incluso, porque uno quizá no esperaría tan orgullosa determinación en esa tierna personita. ¿Tierna, he dicho? El metal de abril es el hierro, y su piedra el diamante, la sustancia mas dura que se conoce.

Es probable que Aries camine antes que otros niños, y sin duda alguna hablará antes. No será fácil de controlar. Si se nos ocurre decir que no a un pequeño Aries, nos responderá agitando un dedito regordete y desafiante. Hay que empezar a disciplinarlos cuando son muy pequeños. Mucho cuidado con las caídas y las heridas en la cabeza y en la cara. Los niños Aries tienen propensión a los accidentes, por decirlo sin exagerar. No dejes a su alcance cuchillos afilados, y cuidado con todo lo que pueda quemarlo. Si en las inmediaciones hay algo caliente o prohibido, puedes apostar a que allí meterá impulsivamente su dedito curioso. Y si piensas que con eso aprenderá la lección, te equivocas. Son niños que intentan superar sus propias marcas. La dentición puede ser una época de fiebres y molestias, una ordalía de la que el bebé saldrá sin dificultades, pero ¿y la madre?

Cuando sea un poquito mayor, es posible que te deje sin aliento con sus afectuosos abrazos de oso. Generalmente, los niños de Aries son cariñosos y demostrativos, excepto aquellos cuyas primeras experiencias emocionales enfrían un corazón normalmente cálido. Son las ovejitas, tristes y calladas. Pero sus cuernos son igualmente peligrosos. Vale mas no pedir a los parientes que se ocupen del bebé sin ponerles en antecedentes. Si la pobre tía Magdalena se ofrece valientemente a cuidar de él mientras sus padres se toman unos días de vacaciones, la situación puede llegar a ser un poco tensa.

Sin duda, encontrará al nene con el dedo en el azucarero y es posible que cometa el error de golpear el suelo con el pie, disgustada. Su actitud sorprenderá y ofenderá por igual al Carnerito, que a su vez dará con el piececito contra el suelo y conseguirá decir su primera oración completa: <>. Exquisito. Y claro que en mucho tiempo ella no le dirá nada. (También es posible que vosotros tengáis que regresar a casa antes de lo previsto, porque al golpear con el pie, el pequeño se fracturó el dedo gordo.)

A medida que crezca y se haga mas fuerte, tras haber luchado contra el sarampión, las paperas, la varicela y la escarlatina, venciendo a todas sin dificultades (ya que la lucha contra los gérmenes no es una autentica lucha para la capacidad de recuperación de la naturaleza marciana), el niño Aries empezará a mostrar su pauta temperamental. Sus padres advertirán que puede comportarse como una criatura totalmente irrazonable si se le lleva la contraria, pero su enojo no es duradero. Tras una explosión periódica, el pequeño o la niñita Aries os brindarán una amplia y radiante sonrisa de triunfo.

Aries comparte con asombrosa generosidad sus juguetes con sus padres, sus compañeros de juego, el cartero, el bulldog del vecino y el gato de la calle. Sin embargo, su generosidad se acabará si alguno de ellos hiere sus sentimientos o se interpone en el camino de algo que él quiere hacer o del lugar donde quiere llegar. Entonces, cuidado con los estallidos. Tanto los varones como las niñas Aries pueden caer precozmente en el hábito de descuidar sus deberes escolares, y poco les impresionará que su madre le ponga como ejemplo a un hermanito más obediente -Capricornio, Cáncer, Virgo o Piscis-. (Doy por supuesto, lectores, que no tenéis más que un hijo Aries. No es muy frecuente que los planetas hagan esas cosas a los padres.) En vez de avergonzar al joven marciano para que estudie, hay que desafiarlo. Se relamerá con un desafío de la misma manera que su gato favorito se relame con la nata. Basta con decirle que probablemente él (o ella) sea un poco lento, no tan inteligente como los demás chicos, un poco inferior, vamos, pero que a sus padres no les importa. Igualmente le amáis. Y veréis cómo vuela el polvo de esos libros de texto, cuando el Carnerito se dispone a demostrar la ridiculez de esa teoría. ¿Que alguien pueda estar por encima de él? Eso está por ver.

Y una vez comprobado el mágico funcionamiento de esta estrategia en casa, hay que advertírselo a la maestra. Se pondrá de rodillas para agradecértelo, mamá. Y si tiene más de un alumno Aries en su clase, es posible que te envíe una caja de bombones. En realidad, los chicos Aries pueden aprender cualquier cosa en nada de tiempo, no olvidarlo jamás y pasar por la escuela con la rapidez del viento, si se aplican. Pero no todos los padres saben cómo lograrlo. Es posible que se pasen años preguntándose por qué Miguelito y Margarita sacan un cociente intelectual tan alto en los tests, y sin embargo ya hace cuatro años que están en tercer grado. Tampoco hace falta que se preocupen demasiado, sin embargo, porque Miguelito y Margarita recuperarán el tiempo perdido con la velocidad de una bala, tan pronto como salgan al mundo y se den cuenta de que la gente es mas viva que ellos. Un par de humillaciones, y el ego de un marciano les llevará a esforzarse de tal modo que subirán de un salto varios peldaños.

Tu retoño de abril tendrá imaginación vivaz; será soñador y sentimental como un libro de cuentos, pero al mismo tiempo, no tendrá inconveniente en tostarse el pan. Si existe una cosa tan contradictoria como un soñador idealista, duro y práctico, ese es tu hijo Aries, tan ingenuo como tenaz, tan suave como persistente. Todos esos rasgos conflictivos están entretejidos en su naturaleza orgullosa, que te asombrará y te dejará intrigado. Lo mismo les pasará mas adelante a sus amigos, y no hablemos de su jefe, sus futuros enemigos y el alma desprevenida con la que se case.

Los niños Aries serán los líderes entre sus compañeros de juego. Ellos inventarán juegos nuevos y tendrán nuevas ideas para la pandilla. Insistirán en salirse con la suya o se darán de cabeza contra la autoridad, de manera que será mejor que los padres establezcan algunas reglas inalterables desde el principio. Un pequeño Aries a quien no se le enseña a obedecer cuando es pequeño tendrá que aprender algunas terribles lecciones en la madurez. No olvidéis que su corazón es blando como la mantequilla, y que en él se ocultan hondamente arraigados temores de que él no le gusta a nadie y nadie le quiere, a pesar de su aparente valentía. Si ve que se rechazan sus sueños o se enfría su entusiasmo puede volver corriendo a esconder entre tus brazos las lágrimas de su tragedia. Cuando esto suceda, abrázalo muy fuerte, porque su corazón estará destrozado. Con sus modales ásperos y dominantes, el idealismo de Aries es sensible, y el menor golpe lo magulla. Y bastantes golpes recibirá en la vida su ingenuo optimismo lleno de esperanza, de modo que tu pequeño Aries necesita más protección de la que pueda parecerte.

Es de los que creen en hadas madrinas armadas de una varita mágica, y en gigantes que pueden arrasar ciudades enteras con un solo gesto de su poderosa mano. Lo lamentable es que los niños Aries se identifican ingenuamente con esos dos tipos omnipotentes. Cuando descubren que en el brutal mundo exterior hay asesinos gigantescos, y realistas carentes de sutileza, que pueden reducir a una patética impotencia cualquier varita mágica, se dan unos buenos porrazos. Pero vuelven a levantarse, se sacuden el polvo y siguen adelante, indefinidamente. ¡Ya le enseñaran ellos unas cuantas cosas a ese mundo viejo, aburrido y sin imaginación! Es posible que le queden algunas cicatrices, pero nunca pienses que tu hijo Aries está fuera de combate por más veces que lo veas caer. Espera a que él te pida auxilio, que es posible que tengas que esperar bastante.

Los regalos de cumpleaños, escóndelos en un lugar seguro, porque Aries es impaciente y no está dispuesto a esperar a que le descubran las sorpresas. No destruyas demasiado pronto su fe en Papa Noel y en los Reyes Magos. Creer primero ciegamente, y después aprender a no creer, fortificará sus emociones, será una lección necesaria. El dinero que se le de para sus gastos le hará agujeros en los bolsillos, pero alegremente te dará sus últimas monedas para que puedas pagar al lechero. Tu hija Aries será capaz de pagar a los malos del barrio para que no sigan pisoteando hormigas. Si se le maltrata durante estos años impresionables, un niño Aries puede mostrar una cruel vena defensiva, pero guiado con prudencia y con suavidad, insistirá con menos fuerza en sus derechos y mostrará una gran generosidad y compasión hacia sus semejantes. No hay que darle órdenes, sino pedirle siempre con una sonrisa que haga las cosas, y se esforzará por complacer a sus padres. Jamás destruyas su confianza, que es tan importante para él como el aire que respira. Es posible que se escape de casa; la independencia de Marte se muestra desde muy pronto, pero cuando vuelva habrá aprendido mucho. Enséñale que no está bien dominar a los que son más jóvenes y más dóciles. En realidad, él no pretende herir a nadie.

Frecuentar a gente fría y rechazante puede herirlo profundamente, pero nada conseguirá doblegar su espíritu. (Acuérdate del diamante.) Probablemente enloquezca por los libros y sea un lector insaciable, pero no te extrañe que no esté muy dispuesto a aceptar años de disciplina universitaria. A Aries le interesa demasiado entrar en acción, cortando todas las plantas de habas que le desafían. Pero no dejes demasiado pronto de insistirle. Para él será positiva la disciplina adicional de una educación superior, que ayudará a su mente a seguir el ritmo de sus ardientes emociones y de sus súbitos y enigmáticos chispazos de penetrante intuición. Cuanto mas se resista a la idea de un rígido programa académico, cuanto mas inclinado se sienta hacia la libertad de probar algún trabajo, más seguro puedes estar de que necesita un horario y un programa.

Tendrá que aprender lo que es responsabilidad, pero eso -y otras cosas- se le enseñarán mas rápidamente acudiendo a una 1ógica directa y a un sincero afecto. Son dos cosas que le llegan. Padres y maestros deberían recordar siempre que los niños de Aries florecen gracias al elogio, que les lleva a proseguir obstinadamente con su esfuerzo, pero estallan como un cohete cuando se les ataca, y pierden entonces todo interés por superarse. Dile que es lo que te gusta en él, y así nunca hará lo que no te gusta. El joven Aries rinde exactamente lo que se espera de él, incluso aquel que oculta el ardor de sus impulsos bajo una personalidad serena. Es un niño a quien hay que mantener siempre ocupado para no tener complicaciones. La ociosidad atrae al peligro. Necesita, además, gran numero de horas de sueño para recuperar toda la energía que dispersa y dilapida.

Le encantará que le cuenten cuentos sobre héroes valientes que conquistan mundos nuevos. Pero también cree en los duendes y en el pozo de los deseos, y seguirá creyendo en ellos mucho después de que ya le estén pequeños los zapatitos con los que aprendió a caminar, y de que os haya dado el primer nieto.

Si sus padres le conducen con suavidad y amor constante, el niño de Marte crecerá con el maravilloso poder de soñar sueños imposibles... y hacer que se conviertan en realidad.

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